jueves, 11 de diciembre de 2014

Norma Chamale

La escritora guatemalteca Norma Chamale Pa’ ATz’ an, pertenece a la etnia maya de los Kaqchikel, es trabajadora social de profesión, comenzó su carrera literaria en el 2010, escribió para la revista La Piragua, especializada en género, mujeres y feminismo, su obra muestra el sentido de identidad que no logra arrancar la guerra, reclama el derecho a existir tal y como sus costumbres lo señalan, pero la violencia extrema durante la Guerra Civil de Guatemala que inició en los años sesenta y concluye con los acuerdos de paz en el año de 1996.


     Norma Chamale crea una poesía donde se filtra un doloroso suceso que ya nos es familiar: la guerra, el enfrentamiento entre etnias, los paramilitares, los militares y además el afán del gobierno por desaparecer a los grupos mayas que eran un apoyo incondicional para la guerrilla; la escritora  presenta a detalle la belleza de la naturaleza y la realidad atroz. Un poema donde el motivo temático- vivencial logra una la presencia de un rasgo por entero femenina, pues la presencia lírica de elementos que solo podrían ser parte del universo poemático de una mujer, se llama “Dos lunas”:


   Dos lunas (Toj)
“Ni los muertos pueden descansar en paz en un país oprimido”
Fidel Castro
(las muertas, tampoco)
Ox’i’ I’x
Vos que ahora sos tiempo,
sos agua,
sos aire,
ahora sos un rayito de sol.

Vos que estas en los verdes que ven mis ojos,
en lo alto de los árboles y en su sombra,
en lo firme de la tierra;
ahora estás en el murmullo del viento.
Vos que sos mis huesos,
 mi sangre,
cada uno de mis cabellos;
soy el reflejo de tu sonrisa.
Vos, mujer “natural”
sos el consejo eterno,
el ejemplo constante:
aquí, aunque se “sufra” a diario, se lucha siempre.
Bienvenida vos y todas las anteriores.
Ka’i’ I’x
Llorar a las ausentes para dejar de suspirar,
para tragarse el mundo y sus incongruencias,
para vaciar la congoja y dejar lugar a la dicha.
Llorar a la madre muerta, el padre muerto,
llorar a las hijas y los hijos que no fueron;
llorar hasta que el alma se canse o se seque.
Se llora el silencio y la distancia,
porque no se conoce o no se entiende;
se llora porque no se ve.
Aquí estás vos bailando con tu madre,
yéndote a pasear con tu hermano,
abrazando nuestros sueños,
sonriendo sin descanso.
Para eso se llora,
para abrir los oídos y limpiar los ojos,
ahora que sos viento, que sos agua, que sos todo.
Se llora para sentirte otra vez;
se llora para vivirte de nuevo. 
Jun I’x
Aquí quedan tus ollas,
aquí se mantiene tu braza,
aquí queda el tocoyal con que amarrabas tu trenza,
aquí queda la ternura de tus manos en mi cabello.
Con vos se va la mariposa que se posó en la entrada y te dijo al oído que podías descansar.[1]

     Espero la poesía te genere un sentimiento de inconformidad capaz de sembrar en ti ganas de no dejar en el olvido, hechos como los que llevan a la poesía las tres anteriores escritoras, quienes presentan a los que se ausentaron de manera brutal,  por ser diferentes, por sentirse diferentes, por no ser parte de un maquiavélico plan.  Nos vemos en febrero te dejo un tiempo de reflexión y búsqueda. Mis mejores deseos en estas vacaciones.  


Adisa Bašić

Sobre Adisa Bašić se sabe poco en tierras latinoamericanas. Nació en Sarajevo, al final de los años setenta, vivió en Bosnia-Herzegovina, estudió literatura comparada, así como una maestría en derechos humanos y democracia. Sus libros se titulan Hava´s Sentences publicado en 1999 y Trauma Market en el año 2000. Actualmente publica en el diario Sloboldan Bosna semanal, donde tiene una columna literaria.


 Debe ser que Adisa creció y se encontró con la guerra separatista de Yugoslavia que inició en el año de 1980 y duró diez años,  lo que la hizo plasmar referencias de un enfrentamiento bélico. La escritora muestra el motivo temático de la guerra desde un aspecto cotidiano. Me surge la pregunta ¿Cómo podríamos nosotros entender lo que representa un hecho tan doloroso como enfrentarte con la muerte a diario?  Creo que no hemos vivido esa experiencia que hace de ti un nuevo ser, en lucha por la sobrevivencia: poca comida, frío y en un obligado silencio, antes y después de los disparos.  
    En la poesía femenina de Adisa Bašić se muestra a la protagonista en una zona de guerra, aspecto también presente en la poesía de Yolande makagasana. Es por lo tanto la guerra un espacio donde se recrea la vida cotidiana en cierto tipo de poesía, la que a continuación te presento se titula:
Día de guerra común  
                                                                                         
-abrir los ojos. levantarte
-despertarlo
-prepararlo para la línea del frente
-darle una rutinaria despedida, sin llorar
-traer agua
-tomar un baño
-preocuparte por el tiempo perdido
-depilarte las cejas
-leer el mismo libro por quinta vez
-aguzar tus oídos para los disparos en dirección donde él monta guardia
-ir en busca de harina
-correr a través de las calles
-escuchar una explosión
-sentir el soplo del metal o la piedra
-recostarte
-tocar tu herida con tus dedos
-lamer sangre
-acostarte un largo tiempo
-no llorar
-abandonar
-abrir los ojos. Levantarte.[1]

Yolande Mukagasana

En este fin de año, te presento tres poetas cuya reacción frente al genocidio fue la poesía, espero que te permitan una reflexión sobre la actuación del hombre y la mujer, en este caso específico como escritoras comprometidas ante los hechos de barbarie, como el de Ayotzinapa y la desaparición infame de 43 estudiantes, en honor a ellos leamos algunas poesías femeninas surgidas en un evento vergonzoso para el Homo Sapiens, una guerra.


     La primera de ellas es Yolande Mukagasana nacida en el año de 1954, en Ruanda. De profesión enfermera, durante el genocidio de 1994 se vio sacudida por dicho suceso donde su esposo e hijos son asesinados, entonces comienza a escribir, y en su poesía presenta la infamia provocada por el odio entre los hombre. Ella es una sobreviviente del genocidio ruandés entre dos grupos étnicos: los hutus y los tutsis. Si se preguntan a qué viene todo esto de las etnias y los genocidios, recuerden que en México estamos de luto, también aquí asesinan impunemente y la importancia de la poesía femenina radica en lo que expresa y en relación a que hecho social, esa es su identidad, aquella que le da la experiencia. Dicha escritora muestra con exaltación su ser destrozado por el horror del crimen generado en una lucha étnica.
    Imagina la vida de Yolande antes de ser escritora: enfermera en un centro de salud, con un esposo, hijos, una linda casa, vecinos buena onda y de pronto, esos mismos vecinos asesinan a su familia y la avientan en una fosa común, por el sólo hecho de pertenecer a diferentes grupos étnicos. Ella, para no perder la cordura y navegar en el silente mar de la locura revive en la poesía y en una fundación que apoya a huérfanos que dejó la guerra.
     En su poesía representa el papel protagónico al convertirse en el sujeto poemático, cuya referencia es vital en la relación trágica-intima de su poesía, muy frecuente en la poesía femenina, más aun cuando se enfrenta al racismo de cerca. Sus obras son: La muerte no me desea; No temas saber y La herida del silencio. Después de lo que ha vivido dice: “Me pueden matar, pero mis actos y mis libros continuarán”. Ahora te dejo uno de sus poemas.
   LA LOCURA
Este sol malévolo y cómplice
que osa sonreír a los asesinos
que osa iluminar este país maldito
donde la ley que dirige es la de la sangre
en la que no veo más que el abismo
donde todo el mundo se hundirá
un hueco negro donde no hay más que la muerte
ningún destello, ningún rayo de esperanza
la ausencia de las víctimas es la de los verdugos
la ausencia de los verdugos es la de las víctimas
tenemos toda la vida en común
graciosa especie es la humana
besaba al viento que se ha llevado a mis hijos
quería besarlo para sentirlos
estrecharlos muy fuerte entre mis brazos
para decirles que más nada podrá arrebatármelos
los seguiré hasta el más allá del más allá
seguiremos juntos por la eternidad
esta eternidad que sólo yo comprendo
porque mi eternidad es también mi presente
el viento sopla sobre mi cuerpo
quería estar desnuda para sentir su frescura
tendría calor de estar en lo irreal de lo real
transpiraba fuerte de ver lo irreal de mi vida
yo hubiera querido que ese viento me cosquilleara
poder reír, como antes, de mi tontería
reír de mi bobada al pensar que el mal es fuerte
poder aun reír de mí misma.
reír de dicha en una desgracia demasiado fuerte
debo salir lo más rápido
de estos sufrimientos que me esterilizan
que reducen mi cuerpo y mi alma
cuando el mundo piensa que vivo
sin embargo fui muerta el día aquel
los cien días sin respuesta del más alto
me hicieron dudar de su existencia
hasta el desprecio de los que me lo han enseñado.[1]


Dorothy Parker

  Escritora y crítica estadounidense, importante intelectual de los años veinte, nace en el estado de Nueva Jersey el 22 de agosto de 1893...