martes, 15 de noviembre de 2016

Sandra Cisneros


Escritora nacida en Chicago un 20 diciembre de 1954, por sus venas corre una herencia latina, su niñez fue un tanto nómada entre dos culturas, la norteamericana y la mexicana, lo cual ya la ubica en el círculo de las escritores chicanos. Estudia la licenciatura en la Universidad de Loyola, Iowa, donde más adelante llevaría a cabo estudios de posgrado.
     Determina su identidad a partir de dos raíces culturales, dos idiomas, dos maneras diferentes de vivir, por ello es notorio en su narrativa la autobiografía, donde se cuenta el enfrentamiento de esas realidades que experimenta, debe ser el motivo por el cual su obra se llena de simbólicos elementos: el barrio, la religión, la comida, el misticismo de la magia y los curanderos, las penas, la feminidad chicana y lo lazos de solidaridad, así como la incorporación a un capitalismo donde se promueve la búsqueda utópica de un ideal norteamericano que no está al alcance de los jóvenes chicanos, esa población nacida en estados unidos, de herencia latinoamericana, en esa contexto donde: “Un chicano bilingüe es considerado culturalmente inferior si hablaba español ”[1] no castellano, por lo cual un grupo de artistas mantienen resistencia ante esta imposición en los años 60 y se origina la literatura chicana.
     Sandra Cisneros surge a partir de la década de los ochenta; en 1983 publica su primera novela llamada La casa de Mango Street, justo cuando el ambiente literario se llena de voces femeninas, entonces resalta la de ella por su defensa constante a la hispanidad; se trata de una apasionada narradora, a veces defensora, cronista, opositora de esa sociedad que la ve como chicana, defensiva  defiende sus argumentos con una postura feminista ante criticas en México o EU. Todo esto influye para que, años más tarde, Sandra Cisneros sea considerada parte del canon literario norteamericano.
     ya que realiza una acertada opinión de la cultura en la cual crece; además, su narrativa presenta diversas influencias, en un principio la chicana, luego la prehispánica, ya que incorpora elementos de ciertas culturas mexicanas, y su estilo poético esta lleno de símbolos, tan sólo les daré como ejemplo el poema “Sacas la mexicana en mi” donde se emplea un sin fin de rasgos culturales de nuestro país, su trabajo en general tiene buena recepción, se han hecho traducciones a once idiomas y ha sido merecedora de varios premios.
     Su estilo es fragmetario, lleno de confesiones y puntos de vista, de anécdotas y situaciones para algunos cotidianas la hacen ella. Su obra ha sido analizada en un buen número de tesis, desde distintas disciplinas: antropología, sociología, literatura, etc., ya que su rica exposición de elementos culturales la hacen una escritora compleja, cuyas temáticas tienen como centro a la mujer, los investigadores Antonio Daniel Juan Rubio e Isabel María García Conesa aseguran: “en sus obras se ven reflejadas las demandas e ideales de muchas mujeres de la frontera en los años 90.”[2]
     Recibe en E.U la Medalla Nacional de las Artes en 2016, le es entregado por Barak Obama quien reconoce su enorme labor por: “enriquecer la narrativa de nuestro país, donde sus ideas exploran temas de raza, género, de idioma y así profundiza nuestro conocimiento de la identidad americana”. [3]






[1] Tino Villanueva, "Chicanos", México, FCE, 1985, p.,
[2] Antonio Daniel Juan Rubio e Isabel María García Conesa, “Sandra Cisneros: La creación artística fronteriza” http://www.e-revistes.uji.es/index.php/dossiers/article/view/1226/1245.

domingo, 9 de octubre de 2016

Teresa Wilms Montt



 
Escritora chilena llamada María Teresa de la Mercedes Wilms Montt, nace el 8 de septiembre de 1893 en Viña del Mar, en el seno de una familia adinerada y con vínculos políticos y comerciales. Teresa se mostró rebelde desde muy pequeña, fue educada para agradar y con ello conseguir un buen partido. Aprende varios idiomas, canta, toca el piano y escribe. En el año de 1910 conoce al joven que sería su marido, a pesar de la oposición de ambas familias pues ella tenia 17 años y él 25, y así comienza una relación fallida.
     Los primeros años de su casamiento viaja por diversos lugares y comienza a desarrollar su trabajo literario, entre 1911 y 1914 escribe sus Diarios íntimos. Con el seudónimo de “Tebac” publica y se reconoce feminista. Los celos del marido fueron enfermizos, ya que no quería que ella se dedicara a la escritura,  y la escritora recibe apoyo de otro hombre. Ya con dos hijas deciden separarse, sin forma de independizarse vuelve a la casa paterna, el juicio en su contra por adulterio la separa de sus hijas, el tribunal familiar decide internarla en el “Convento de la Preciosa Sangre” en 1916, lugar donde intenta suicidarse y logra escapar del encierro gracias a Vicente Huidobro, quien la ayuda a llegar a Buenos Aires.
     En 1917 publica sus dos primeros libros Inquietudes sentimentales, libro de poesía que es bien recibido por la critica, y meses después sale al mercado Los tres cantos. Ya para entonces Con una prisa de vivir en 1918 viaja a Madrid, allá divulga En la quietud del mármol  con el seudónimo de Teresa de la Cruz y con el persistente tema de la muerte, luego el siguiente poemario se llama Anuarí, dedicado a un joven argentino que se suicida por ella.[1] Son esos años de cafés y largas noches bohemias, de largas charlas con Valle Inclán, Gómez de la Serna, Edwards Bello, Domingo Silva;  o recitales en donde también estaban Azorín y Pio Baroja.
     En 1919, de regreso a Buenos Aires publica Cuentos para hombres que todavía son niños. pero es el viejo continente el que le llama y se instala en Madrid, para entonces, Teresa era ignorada por la critica, se le reprime, se le juzga, se le margina porque representa una ruptura con el rol público de la mujer, tal y como lo dice Ruth González-Vergara en la biografía de Teresa titulada Un canto de libertad, la cual se publica a mediados de los noventa. La historia de Teresa Wilms Montt se entiende mejor a la distancia y bajo el análisis de las ideas feminista, pues en esa época se pone a las mujeres un ceñido traje diseñado por el patriarcado, quien desde la era victoriana, luego darwiniana y hasta la época modernista lo mantiene por medio de todo tipo de medidas restrictivas, por ejemplo se declaran una serie de enfermedades femeninas que ayudan en el control de la creciente búsqueda de independencia de un buen número de mujeres transgresoras que enfrentan los estereotipos. la continua relación de la locura y lo femenino le permite al patriarcado recluirlas, pues la ciencia médica relaciona el aparato reproductor con el sistema nervioso, y de este modo surgen enfermedades como la histeria, vapores femeninos, sobrecarga de emociones, útero errante o mal de amores, este último era el padecimiento que tenía Wilms Montt, sufrimiento patológico femenino caracterizado por la falta de disciplina moral. Este entorno represor es el que se vive en esos difíciles días para las mujeres.[2]    
      En 1920 su vida cambia con las visitas que puede hacerle a sus hijas cada semana, pues las niñas pasan un tiempo en París, hasta que son trasladadas de nuevo a Chile, dicho suceso deja a Teresa en una profunda depresión, por lo cual cae enferma, excede el consumo de Veronal y dos días después fallece un 24 de diciembre de 1921, con apenas 28 años de vida. Jamás vuelve a Chile. 
Te comparto un fragmento de ella misma, tal y como se reconoce: 
Soy Teresa Wilms Montt… y aunque nací cien años antes que tú, mi vida no fue tan distinta a la tuya. Yo también tuve el privilegio de ser mujer. Es difícil ser mujer en este mundo. Tú lo sabes mejor que nadie. Viví intensamente cada respiro y cada instante de mi vida. Destilé mujer. Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo.
Cuando me dieron la espalda, yo di la cara.
Cuando me dejaron sola, di compañía.
Cuando quisieron matarme, di vida.
Cuando quisieron encerrarme, busqué libertad.
Cuando me amaban sin amor, yo di más amor.
Cuando trataron de callarme, grité.
Cuando me golpearon, contesté.
Fui crucificada, muerta y sepultada por mi familia y la sociedad.
Nací cien años antes que tú y sin embargo te veo igual a mí.
Soy Teresa Wilms Montt, y no soy apta para señoritas".[3]









[1] De la biografía de Teresa Wilms Montt       http://teresawilmsm.blogspot.mx/p/biografia.html.
[2] Poema de Teresa Wilms Montt,  http://mondobelo.com/musas-intrepidos/teresa-wilms-montt.html
[3] Ana Traverso,  Anomalía y enfermedad en escritoras de inicios del siglo XX, Estudios Filológicos 54,  mingaonline.uach.cl., pp. 157-175, 2014.  

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Anna Ajmátova



Poetisa que nace un 23 de junio de 1889, en el seno de una familia tártara cercana a Odessa, Ucrania, en la todavía rusa zarista. Se le da el nombre de Anna Andréyevna Gorenko, cuando comienza a publicar usa el seudónimo literario con el cual se le conoce, Anna Ajmátova  ya que adopta el apellido de la bisabuela, princesa tártara, de ilustre y noble familia, ella escribe en una sociedad donde el valor de la poesía florece, se le da mayor difusión durante el inicio del modernismo en Rusia, cuando los poetas franceses tienen una importante influencia en el desarrollo de la poesía, con figuras como Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Mallarmé. del simbolismo francés.

      Mientras  Rusia vive la “Edad de Plata” que comprende los años de 1890 a 1910, cuando los creadores rusos destacan a nivel mundial, Stravinski, Prokofiev, Rajmaninov, Nijinski, Kandinsky, Chagall, Goncharovo, Malevich, Einsenstein. Luego de la fuerte influencia simbólica surge el acmeísmo, desde 1911 un grupo de escritores acmeístas asisten al Taller de los Poetas, lugar donde se discute y se trabaja, uno de los creadores es Nikolai Gumiliov, esposo de Anna Ajmátova. Un principio de la agrupación dice: “Escribir en palabras claras sobre asuntos reales”, regla que Ajmátova aplica en su obra, así es como se transforma en la musa de la “Edad de la Plata”. En 1915 el grupo se dispersa.[1] Con la llegada de la revolución de 1917, se implementa en Rusia la utopía socialista, y de la noche a la mañana todos son sospechosos, o presos o desaparecidos. Su esposo Nikolai Gumiliov es encarcelado y fusilado en 1921. Su hijo es arrestado y trasladado a Siberia en dos ocasiones.

     Su poesía se divide en tres periodos, el primero es cuando se asume como acmeísta y va de 1912 a 1922; luego el periodo en el cual el régimen estalinista acalla su voz de 1922 a 1935, año en que da a conocer la poesía Réquiem, para luego quedarse en el silencio hasta 1940. El tercer periodo de su obra va de 1940 a 1965 donde escribe poemas épicos en contra del avance nazi en Europa. Se convierte en la poetisa que vivió dos siglos, dos revoluciones, dos guerras, además su trabajo se ha vuelto fundacional de la época moderna rusa del siglo XX, con obras como “Poema sin héroe”.

     Es posible que toda aquella experiencia acumulada a lo largo de veinte años de vivir persecución, marginación y censura, se expone en su obra, así es como se cuenta la desaparición de seres queridos, el suicidio de amigos, el sufrimiento del pueblo ruso, con un lirismo lacónico; en su construcción poética expone la brutal esencia del socialismo, la realidad de la mujer, la presencia del dolor, la sumisión de un pueblo, pero también la oposición, la memoria de quienes esperaron el retorno de sus familiares. Anna Ajmátova muere de un infarto el 5 de marzo de 1966, en Domodedovo, Rusia, fue hasta el gobierno de Mijaíl Gorbachov[2] cuando se edita por primera vez en su país Réquiem. Su obra es de tal influencia que se convierte en “Anna de todas las Rusias”.[3]













[2] Ester Rabasco Macías, Descodificación y traducción de “Réquiem” y “Poema sin héroe” de Anna  Ajmátova, tesis doctoral. Universitat de Lleida, 2014.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Emily Dickinson


Emily Elizabeth Dickinson es una poetisa norteamericana que nace un 10 de diciembre de 1830 en el norte de Massachusetts, una de las primeras colonias europeas, por lo tanto su formación estuvo marcada por el puritanismo, más aún siendo su padre pastor y defensor de las más cuadradas ideas calvinistas del siglo XIX.
     Esa presión social ejerce sobre ella una conducta determinante que la aleja del medio social y hace que la metáfora en torno a la muerte se transforme en la temática más recurrente en su obra, único medio por el cual cree que se presenta la paz. Sin duda se trata de una poetisa que muestra rasgos innovadores, el tono que la caracteriza es melancólico, ya que interpreta de forma constante el tedio existencial, la soledad, la lejana libertad que la separa del agobio familiar y social.
     A pesar de lo que opina David Shapiro[1] en su libro Estilos neuróticos donde describe como los impulsos, la personalidad y el entorno de un artista influyen en el desarrollo de un estilo,  donde la transformación de ese persistente modo de crear es una defensa ante el colérico mundo; con respecto a los procesos mentales de Emily, Shapiro la ubica en el estilo paraniode, porque su atención esta centrada en lo próximo, lo interno.
     Lo cierto es que ella no pretendía la fama que por lo regular anhela el escritor, ella buscó en ese ambiente doméstico creado para la mujer, el espacio idóneo para el desarrollo de su temperamento artístico que no era bien visto en las féminas,  tal vez por ello logra una iluminada presencia en la literatura.
    Para Harold Bloom[2] la extrañeza de Dickinson es un rasgo común en los grandes poetas visionarios como Blake y Milton, porque en su poesía esta presente la búsqueda interior, el constante “yo”, también es posible el reconocimiento de ciertos elementos lingüísticos, por el uso de palabras como encantado y sagrado[3], así como el frecuente uso del pronombre ellos, que para algunos autores es característica fundamental de su paranoia. Lo cierto es que ella es de enorme influencia en la poesía moderna norteamericana femenina, pues transgrede el esquema patriarcal del pensamiento lírico de esa época y pone ante nuestros sentidos ese laberinto  interno que muchos años después nos presenta en la narrativa  kafkiana.  Su obra es el refugio desde el cual desobedece  a su realidad, además, se reconoce un papel fundamental y único en la poética por su misteriosa y visionaria manera en la cual empleo el lenguaje.
     Abrumada por los límites que se le imponen en ese ambiente social represor que la rodeo, se refugia en si misma, decide vivir los últimos años en su habitación, no hay una causa única de su aislamiento creciente, se fueron sumando los motivos para que Emily Dickinson cerrara la puerta para resguardarse en brazos de ella misma, arropada por el silencio. Los últimos tres años de su vida no abandona su habitación, permanece rendida en una silla después de la muerte de su sobrino menor. Emily Dickinson parte de este mundo aquejada por el mal de Bright el 15 de mayo de 1886, En vida solo publico seis de sus trabajos, cuando el total de su obra rebasa las mil setecientas composiciones poéticas, les agrado una de las más introspectivas. 


No es necesario ser una estancia para estar encantado,
no hay que ser una casa
 el cerebro tiene corredores que sobrepasan
 el espacio material.

Es mucho mas seguro para un encuentro a media noche,
el fantasma exterior
 que su interior enfrentándose
 al más frío huésped.

Es mucho más seguro correr por una abadía
 persiguiendo las losas
que, desarmado encontrarse con uno mismo
 en un lugar deshabitado.

Uno, escondido tras de sí,
debiera asustarnos mucho más.
 El asesino en nuestra cas oculto
 daría menos terror.
 El cuerpo toma un revolver,
emperna la puerta
olvidando un espectro más aterrador
 y más cercano.[1]



[1] Traducción del Dr. Antonio Fernández Ferrer. 



[1] David Shapiro, Estilos neuróticos, México, Océano, 2008.  
[2] Harold Bloom, El canon occidental, Barcelona, Anagrama, 2002.
[3]  Antonio Fernández Ferrer, La poesía visionaria de Emily Dickinson: La fascinación de su corpus poético, http://www.ugr.es/~afferrer/fascinac.pdf.


miércoles, 3 de agosto de 2016

Autoras infractoras: Piper Kerman


Escritora estadounidense que nace el 28 de septiembre de 1969 en el estado de Massachusetts, siendo joven se enreda en una relación con una mujer mayor que ella, relacionada a practicas delictivas, asombrada por ese mundo se dedica un tiempo a vivir en el hampa, pero la vida le pasa la factura, la atrapan y al declararse culpable le dan una condena menor de 15 meses en prisión, sólo que diez años después de sus delitos,  en una cárcel de mujeres ubicada en Connecticut.

     Cuenta en primera persona su experiencia carcelaria en un libro llamado Orange in the new black, one year in a women’s prision, la publicación fue la número uno en ventas, estuvo en la lista del New York Times, logro venderse más de medio millón de ejemplares, lo cual provoca su doblaje al español realizado por la editorial española Ariel.

     Se le conoce como escritora de memorias. El libro se vuelve un bestseller y su experiencia se transforma en una serie de televisión; la autora infractora se convierte en estrella porque vive en una sociedad donde todo lo que te sucede puede venderse, exponerse al mejor precio hasta volverse popular. Sin embargo en la obra se cuenta la defectuosa estructura del sistema de justicia norteamericano, la situación de las madres adolescentes y sus hijos, la prisión vuelta un cálido refugio. así como la empatía que se genera entre las jóvenes prisioneras que hacen de ese lugar estrecho su hogar.

     La serie no dibuja ni de cerca lo que plantea el libro, Piper Kerman estuvo en una cárcel de menor seguridad ya que se trataba de prisioneras vinculadas con actividades delictivas como lavado de dinero, fraudes, tráfico de drogas, etc., narra lo que sucede y nadie sabe, la escritora recuerda que algunas compañeras debían cumplir condenas de hasta 15 años; expone el castigo severo que se ejerce en contra de las mujeres según el color de la piel y la posición social. También cuenta la presencia de la religión tras las rejas, y a pesar de ella, la deshumanización también presente. De verdad que el libro será mejor experiencia, después si tienes tiempo ve de una manera critica la serie, el planteamiento norteamericano de la tragedia ajena llevada a la televisión. 









Referencias
piperkerman.com 
www.biography.com.   






      



Autoras infractoras: Anne Perry



Se trata de una escritora inglesa que nace el 28 de octubre de 1938, dedicada al género policiaco, envuelta en una tragedia durante su juventud, cuando se muda con su familia a Nueva Zelanda, en el verano de 1954 ella de nombre Juliet Hulme y su amiga Pauline Parker, con tan sólo 15 años de edad asesinan a la madre de Pauline por medio de golpes con piedras en la cabeza hasta su muerte. El juicio se conoce como el caso Parker-Hulme, son declaradas culpables, las leyes neozelandesas no pueden aplicar la pena de muerte porque se trata de menores de edad, así que luego de cinco años son liberadas y obligadas a no verse jamás.
    
     Juliet vuelve a Inglaterra, trabaja, luego pasa un tiempo en Estados Unidos y se transforma en Anne Perry, quien con este seudónimo inicia su carrera como escritora a partir de 1979, con la publicación de la novela El verdugo de la calle Cater; seguida de  las novelas protagonizadas por Thomas Pitt y William Monk, hasta la fecha tiene más de cincuenta títulos publicados. Se le ubica dentro de la literatura de intriga victoriana, ya que la recreación de las historias suelen ser en el siglo XIX. Su obra va desde sagas, novelas, cuentos, ciencia ficción, hasta historias navideñas.

     Según la critica sus novelas son literatura comercial, pero también algunas de sus novelas se consideran a la altura de la narrativa de Agatha Christie, lo cierto es  que se trata de una mujer muy culta, traductora de obras en latín, griego e italiano, su fortaleza de escritora la mantiene ocupada, productiva, única, ya que hizo de su trágica experiencia juvenil un pasado lejano, justo donde habita lo imposible de cambiar. 



Autoras infractoras: María Carolina Geel.



Espero disculpen mi tardanza, la vida me puso muchas pruebas difíciles de superar pero vuelvo con más ganas a compartirles literatura femenina, gracias por su lectura.
     Tuve el gusto de contarles la corta vida y obra de Albertine Sarrazin, escritora francesa que nos lleva de paso al mundo de los reformatorios franceses encargados de la educación de jóvenes de la posguerra, alejados de sus padres traumatizados, incapaces de guiar las conductas rebeldes de sus hijos. Albertine quien lucha por conseguir su libertad, lejos de la opresión para dedicarse a escribir y refugiarse en la literatura. 
     Ahora conozcamos a otras escritoras que rompieron las reglas de lo correcto,  se violentaron y pagaron su culpa y continuaron su camino en la escritura, por medio de un estilo testimonial en el cual están presentes las circunstancias que las llevan al crimen, a tener el control a pesar de la violencia o delincuencia.
      La primera de ellas es María Carolina Geel, escritora chilena nacida en 1913, con el nombre de Georgina Silva Jiménez. Su primera novela se publica en 1946, se trata de El mundo dormido de Yenia en donde se muestra un mundo femenino muy íntimo, detallado, en total oposición con el patriarcado, en lucha con los límites intelectuales en contra de la mujer. De hecho incita a la exposición de esa conciencia femenina que permita el reconocimiento y respeto a las particulares formas de existir.
      En 1947 publica Extraño hastío; en 1949 Soñaba y amaba el adolescente Perces; en abril de 1955 ella asesina a su amante en el “Hotel Crillón”. Luego de cuatro disparos el joven cae. Desde el extranjero Gabriela Mistral pide clemencia en su condena, exalta su valor como escritora, y consigue que la pena sea indultada, luego de tres años en la correccional del “Buen Pastor” sale, y en las sombras sigue su carrera literaria.
     Sus posteriores obras se titulan: José el pequeño arquitecto en 1956, ese mismo año Cárcel de mujeres, novela testimonial que muestra su arrepentimiento, el libros se vuelve un confesionario en el cual asegura que su depresión la lleva al crimen, por eso el legado de locura temporal le asegura la salida. En la novela se sabe sobre el tiempo de su experiencia carcelaria y la realidad de la mujer en ese lugar, además confiesa: “temía que los hombres positivistas la arrancaran de su paraíso. Tenía horror de verse arrancada de sus sueños y sepultada en el basural hediondo de la realidad”[1]  esta obra mezcla géneros y relatos, en donde el crimen y el cambio que sufre la autora le determinan un destino, se muestra a la protagonista ciega ante el crimen y motivada por la necesidad de asesinar a su amante,  se revela un deseo de absolución y otro que busca el indulto.
     Su última publicación de ficción fue en 1961 con la obra Huida, misma que cierra su ciclo de novelas, ya que sus siguientes años se dedica a la critica por completo. Muere en enero de 1996, con un poco más de ochenta años y sin ningún homenaje especial ni cátedras extraordinarias con su nombre.








[1] María Carolina Geel, Cárcel de mujeres, Santiago, Zigzag, 1956.

La tragedia de la escritora María Carolina Geel. www.memoriachilena.cl. 

jueves, 3 de marzo de 2016

Dolores Castro

poetisa mexicana nacida en Aguascalientes el 12 de abril de 1923; profesora, ensayista y también importante impulsora de proyectos culturales, como la fundación de radio UNAM,  la ENEP Acatlán y jefa de redacción en la revista “Poesía de América” donde conoce a  los poetas de “Orígenes”: José Lezama Lima, Cintio Vitier y Fina García Marruz.
     Su primer poemario es El corazón transfigurado publicado en 1949; La tierra está sonando en 1959; Cantares de vela al siguiente año; Soles en 1977;  le siguen No es el amor el vuelo en 1993, Tornasol de 1997; Oleajes y ¿Qué es lo vivido? Se publican en 2003; Íntimos huéspedes en 2004; Algo le duele al aire en 2011; Sombra doméstica en 2013 y Pozo de luz en ese mismo año.
       A lo largo de su vida ha recibido importantes reconocimientos como el Premio nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz; Premio Nacional de Poesía Mazatlán en 1980; Premio III Nezahualcóyotl en 2004; Premio Iberoamericano De Poesía Ramón López Velarde 2013; Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 y algunos otros más, tal vez por ello se trata de la poetisa más importante de México.
     Formó parte de la antología Ocho poetas mexicanos, grupo al cual perteneció y enriqueció las letras mexicanas, sus otros integrantes son personalidades como: Alejandro Avilés, Roberto Cabral del Hoyo, Javier Peñalosa, Honorato Ignacio, Efrén Hernández, Octavio Novaro, Rosario Castellanos. Para ella la poesía es un himno a la vida, es una pregunta es el camino Cuando la vida se vislumbra gris Dolores Castro la pinta de belleza, de duda, de crítica; reconoce la curiosidad del niño, del joven, de la realidad, de la dolorosa realidad de nuestro país, tal vez por ello plantea Algo le duele al aire:
                        Algo le duele al aire,
                        del aroma al hedor.
                        Algo le duele,
 cuando arrastra, alborota
 del herido la carne,
                        la sangre derramada,
                        el polvo vuelto al polvo
 de los huesos.

Como sopla y aúlla,
 como canta,
                        pero algo le duele. [1]

     Pero también la poesía es iluminación, y por medio de ella se hace el hombre más sensible, ya que es el medio por el cual se muestra el mundo ante nosotros; asegura además que el aporte de la mujer a la poética es grande y defiende el hábito de la lectura como uno de los medios por los cuales se desarrolla la reflexión. Ella es una poeta femenina, pues como lo asegura: “Hay una poesía femenina, porque todavía existe una tradición donde la mujer se encuentra inmersa y desarrolla actividades típicamente  mendaz; existe un lenguaje femenino y uno masculino en la vida diaria”[2].

martes, 2 de febrero de 2016

Herta Müller

Escritora rumano-alemana, nace un 17 de agosto de 1953, dentro de una pequeña etnia llamada suabos del Danubio. Su don de observación le hace una excelente narradora de los detalles más efímeros de la vida y además mantiene su crítica constante hacia los totalitarismos. Es premio Nobel de Literatura 2009, y asegura que ese premio le sirvió para denunciar a sistemas opresores, ella experimenta las penalidades que el fascismo ejerce en diverso lados, en la URSS con el silencio de una madre obligada a realizar trabajos en un gulag durante cinco años; la tristeza de un padre que fue sometido por el ejército alemán nazi para trabajar como chofer; y a ella en su lucha por conseguir el respeto a los derechos de su minoría étnica es perseguida e interrogada por el Servicio de Inteligencia Rumano, la Securitate.
     Tal vez esas experiencias logran darle su visión narrativa tan amplia sobre las infamias del alma, Herta logra la denuncia con excepcional maestría, dibuja el desamparo del hombre, así como las bajezas del ser humano. Sale exiliada hacia Alemania y empieza su carrera literaria en 1982, con el libro En tierras bajas, también escribe La piel del zorro en 1996; La bestia del corazón en 1997; El hombre es un gran faisán en el mundo en 2007;  y Todo lo que tengo lo llevo conmigo en 2009, novela sobre la vida de Oskar Pastior.
     En tierras bajas presenta una serie de cuentos narrados por una niña impactada con tanta realidad, en dicha obra la escritora presenta el recurso de la autoficción, esa combinación de autobiografía y ficción que se emplea para incluir algunos hechos personales, pero con nuevos elementos, hechos inusitados, leyendas o mitos, el estilo incluye un rasgo persistente: el narrador, el autor y el protagonista son el mismo.
      Dicho libro fue castigado por la editorial durante cuatro años, después de ciertos recortes publican 15 cuentos, dejan fuera cuatro narraciones referentes a la situación política de su país, en Rumania jamás se pudo publicar ya que alude a la terrible dictadura de Ceausescu; unos años después en Alemania se publica la versión sin censura. En esta obra se habla de la pobreza material, del desamparo existencial y del abuso estatal, la violencia y el mágico mundo de la niñez que sólo observa y observa.    
     Herta Müller muestra un lado terrible de la vida en sociedad, algunos sucesos del realismo mágico disimulan la rudeza de su obra, pero puede en ocasiones causar horror ya que es una escritora que levanta la voz en contra de las tiranías y por medio de su obra logra un acercamiento entre la política y la cotidianidad. Ella es quien ve una sombra de totalitarismo sobre Rusia[1], nada bueno debe suceder cuando se crea un gobierno muy bien impulsado por el culto a la persona; está en contra de los métodos represivos, incluso avizora un escenario oscuro para el viejo continente, observa y refiere los hechos, quizá es la causa de que no se pueda escapar de la historia, como lo asegura.
      A pesar del sufrimiento experimentado por la escritora su narrativa no tiene un tono sentimental, ella aclara: “sólo se puede escribir literatura a partir de lo vivido”[2] su obra muestra un tono lapidario y áspero, entre mezclado con metáforas e imágenes coloridas, pero lo más presente en su trabajo literario es la crónica de oscuros días sobre la tierra, donde describe de manera humillante al opresor, tal vez como único consuelo a su desesperanza.






[1] Entrevista a Herta Müller en Madrid por Laura Revuelta  para el periódico ABC.  http://www.abc.es/cultura/cultural/20140407/abci-herta-muller-201404071259.html.
[2] Entrevista a Herta Müller realizada por Carlos A. Aguilera,  para la revista Crítica, editada en la Benemérita Universidad Autónoma de México, BUAP, http://criticabuap.blogspot.mx/2008/06/herta-mller-el-faisn-rumano-ha-estado.html

miércoles, 6 de enero de 2016

Teresa de la Parra

Escritora venezolana cuyo nombre real es Ana Teresa Parra Sanoja. Nace en Paris un 5 de octubre de 1889, vive una parte de la infancia en Venezuela, su formación educativa se consolida desde temprana edad, al morir su padre viaja a España y continúa su educación en un colegio de monjas. Teresa de la Parra rompe con el estereotipo de mujer burguesa, ella escribe, sus primeros cuentos los  firma con el seudónimo de Fru Fru, hasta que su obra Ifigenia. Diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba, publicada en 1924 le trae reconocimiento, el libro es descubierto incluso por Unamuno como una obra valiosa porque impulsa la emancipación, la reflexión crítica de un mundo determinado por el patriarcado, que genera opresión doméstica, y donde aún el silencio y la sumisión forman parte de las virtudes femeninas;  la escritora retrata de forma precisa los vicios decadentes de la sociedad venezolana[1] de finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, periodo histórico lleno de prejuicios limitantes para las mujeres seguido por dictaduras.
     A pesar de vivir algunos años en América y sentirse venezolana, Teresa de la Parra vuelve a Europa aquejada por la tuberculosis, una vez instalada en el viejo continente voltea la mirada a su amada Venezuela y escribe Memorias de mamá Blanca obra publicada en 1929, en ella se recrea su infancia privilegiada en una hacienda de caña, el sitio donde creció, y lo emplea para evidenciar las posturas de la mujer victimizada que dice: “¡Ah! La lastima, la compasión, la caridad, ¡Cómo nos traban la propia vida y cómo nos la quitan poco a poco, para repartirla entre todos los que vamos encontrando en el camino!”[2]. Por llevar a la literatura sus experiencias personales su trabajo literario es asociado con la novela psicológica, cuyo objetivo es un acercamiento a las características emocionales de los personajes.
     En su narrativa se encuentra con frecuencia la ironía y el humor, contrario al estilo que solía mantenerse en esa época, cuando el tono serio era más común. Su obra ensayístico llamada “Influencia de las mujeres en la formación del alma americana” presentado en 1930 en Bogotá Colombia, hace posible la revisión de diversos tipos de mujer que participan en algunos ámbitos de la historia, las observa desde otro enfoque, lleva a la mujer hacia nuevos paradigmas de análisis, y cuestiona la manera en que debe comportarse según ha establecido el patriarcado; la Malinche, Sor Juana Inés de la  Cruz y Manuela Sáenz son ejemplo de esa indómita alma femenina, lo son para dicha autora, quien se distingue también como una intelectual latinoamericana capaz de romper con la manera convencional de ser mujer y aceptar su preferencia sexual, cuestión ajena a su labor como escritora, pero que sin duda determinó la pasión que imprime a su obra, donde muestra su vocación: escribir, invocar las palabras y hacer de los actos una detallada descripción, una ordenada forma de contar todos los hechos que suceden tan sólo por ser mujer.
     Se le considera representante del naturalismo y el realismo francés, en otras ocasiones se clasifica su obra como romántica, el maestro José Luis González considera que su obra es femenina, yo creo que su obra se puede catalogar como feminista porque trasgrede los patrones sociales, deja muestra de los comportamientos a los cuales no se adaptó, su postura es empoderada, ve la grandeza femenina y la vive. Los últimos años de su vida los compartió con Lydia Cabrera, importante antropóloga y escritora cubana, su compañera hasta el fin. Teresa de la Parra muere un 23 de abril de 1936 a los 47 años, aquejada por la tuberculosis.


    



[1] Teresa de la Parra, Ifigenia, diario de una señorita que escribió porque se fastidiaba, México, Editorial Offset, 1987.  
[2] Teresa de la Parra, Memorias de mamá Blanca, México, Editores Mexicanos Unidos, 1993, p., 217. 

Dorothy Parker

  Escritora y crítica estadounidense, importante intelectual de los años veinte, nace en el estado de Nueva Jersey el 22 de agosto de 1893...